Nuestras vidas se cruzaron
y encontraron su destino,
bajo un campo de margaritas
con un cielo azul por manto.
Nuestras vidas se cruzaron
un día de luna llena .
En la playa nuestros cuerpos,
desnudos se encontraron.
Sus caricias, suaves y delicadas
unieron nuestros labios
y, sobre un manto de estrellas,
nos rendimos al amor.
Tras el amanecer llegó el final,
el descanso, el cariño... el afecto.
Nuestras miradas se encontraron,
ahí conocí la sinceridad.
Saludos Insurgentes