.
Todo comenzó esa maldita mañana, me dispuse a ir a mi trabajo como todos los días. Iba a recoger a su casa a mi compañera, camarada y amiga. Pero ese día en concreto fue horrible, la encontré a ella y su marido asesinados en la cocina, siendo ésta escena una completa carnicería.
Estuve mucho tiempo a la deriva. Pero encontré algo, había un testigo que no quería testificar de ninguna manera. Rondándole un tiempo por la calle, lo conseguí, había una forma de que ese maldito hombre testificara. Solo tenía que darle una buena suma de dinero, pero el problema era el uso de ese dinero. Después de eso me fui a casa a meditar, para saber que hacer al día siguiente.
En ese momento en casa, estaba solo hablándole a la pared lleno de rabia:
-¡No puedo más! La vida es tan amarga, injusta y nos da tan poco valor a la gente humilde. ¡Que harto estoy! no sé si adentrarme en esta aventura incorrecta en mi vida o hacer las cosas como mi cabeza me dice que haga.
Al día siguiente al final lo hice, el asesino de mi amiga y su marido acabo entre rejas. ¡Por fin se hizo justicia! ¿Pero fue algo correcto?
La respuesta es no. No hagas siempre caso a tu corazón, a veces usa la cabeza y no te pasara lo que a mí. Por mi egoísmo, di dinero a un yonqui y este por los efectos de los estupefacientes, arrollo a una familia con su coche, la cual murió y el sobrevivió quedándose en coma.
Todo esto lo escribo para pedir perdón a esa familia, y a mi amiga, que no querría esto. Sí, Esto es un adiós y mañana me encontrareis finado.
Un saludo, de un policía trastocado.