«¡Qué pregunta tan difícil!»

Te sientas a mi lado con una incógnita, una pregunta que realizar. Eres tosca, si ninguna duda lanzas una soga al cuello, me preguntas; ¿Por qué eres tú la chica a quien quiero?

¡Qué pregunta tan difícil, qué pregunta tan complicada! Pienso en ello y apenas alcanzo balbucear nada. Te digo que esperes, porque creo que ya lo entiendo.

Hay muchas cosas que no sé. Verás no entiendo porque me encanta hablar contigo, no entiendo porque te miro y babeo sin remedio, no encuentro razón a esta emoción que me invade, desconozco la causa de porqué tu sonrisa tan bien me sabe, no entiendo porque soy feliz cuando cojo tu mano ni tampoco porque intento quedar contigo cada rato, no sé porque me paso horas mirando y mirando tus labios, lo intento, lo intento, pero todo eso no lo sé, es que no sé porque te llamo ángel. Le doy vueltas y no te puedo responder, pero sabes, sí hay algo que yo bien sé. Yo sé que me encanta hablar contigo, yo sé que babeo cuando te miro, yo sé que a tu lado la emoción me invade, yo sé que quiero coger tu mano constantemente, yo sé lo bien que tu sonrisa me sabe, yo sé que quiero quedar contigo un rato y otro, yo sé que paso horas y horas mirando tus labios, pero sabes qué sé también, que sin darme cuenta, sin proponérmelo yo te llamo ángel.