Había unanimidad, la noche resultó larga, pero no sé encontraban cansadas, al contrario sentían la adrenalina en la sangre hirviendo.
las papeletas que se rescataron de la urna no mentían, todas las tejedoras estaban de acuerdo: mañana habría huelga, ganarían todos sus derechos o morirían por su causa y de ser la segunda opción, no morirían en vano, estaban seguras que abrirían camino para sus hijas, sobrinas y nietas.
La mañana amaneció gris, anunciaba lluvia.
Abrieron las puertas de la fábrica, salieron en filas de siete mujeres cogidas unas a otras de las manos.
Diez filas de mujeres de todas las edades unidas por una lucha común.
Enfrente de ellas doblaba el número de policías, hombres blandiendo sus porras entre sus manos amenazantes.
La líder se abrió paso entre ellas, se posicionó delante, extrajo un papel y comenzó a leer en voz alta sus peticiones.
Avanzaban despacio, ellos inmóviles, en pocos pasos se encontraron frente a frente.
Un silbido, aquella fuerza bruta descargando sobre cabezas, espaldas, piernas....gritos, cuerpos inertes, cuerpos corriendo...
Y de repente aquella mano a punto de descargar sobre aquella mujer que se cubría la cara con las dos manos.
No pudo hacerlo, la dura porra detenida en el aire.
Su mujer tenía razón al igual que todas las que seguían allí.
El cuerpo del hombre giró a la izquierda y comenzó a descargar su furia contra todos los demás hombres que encontró a su paso pegando, humillando a aquellas valientes mujeres.
Se uniría a esa huelga, perdería su trabajo de policía, pero ganaría como ser humano.
No sé vivir sin leer, sin contar historias, sin soñar despierta... Tengo dos libros…
Miembro desde hace 3 años.
36 historias publicadas.
Saludos,
Carol.
Enhorabuena compañera.
Saludos Insurgentes