«Tú también votarás»

—Deja que te cuente la historia como yo la viví, Elisa.

—¡Por fin, amachi!

—Desde la más humilde hasta la más sibarita, en aquellos días, ninguna mujer tenía asegurado un derecho manido entre sus congéneres: maridos, padres, hermanos e incluso hijos o íntimos amigos. Sí hija mía, sí: hablo del derecho al voto. Era 1933, plena Segunda República, y las cosas en general no eran tan fáciles como pensáis. Para el caso, yo tuve la suerte de trabajar en la secretaría de la Escuela Superior de Magisterio, mano a mano con la gran Elisa Úriz Pi (tu tocaya); su hermana Josefa tampoco se quedaba atrás. Lo que te digo, aparte de maestra, pedagoga y precursora del Día Unicersal del Niño, fue una activista política navarra. Yo estaba muy apegada a su causa. Es más, hasta me propuso afiliarme a la FETE - UGT, germen de la UGT tal y como la conocemos en la actualidad. De vez en cuando, repartía pasquines y octavillas; confieso que un salvoconducto suyo me libró de la prisión. Sin embargo, consideré su propuesta desproporcionada, y más por el sustito, dado que tan solo soñaba con una cosa: votar en igualdad de género. Además, por aquella época, estaba casada y a tu madre aún le cambiaba los pañales... 

—¡Vaya! ¿Pero pudiste?

—Si hasta pensé que tendría que disfrazarme de hombre para ello. Un día como hoy, 19 de noviembre de aquel año, se celebraron elecciones generales donde por fin las mujeres pudimos votar.

…………

Mi abuela falleció a los ciento nueve años. Se llamaba Filomena... ¿como la madre de las Úriz Pi? Hoy la recuerdo como otra pionera que se jugó el tipo por nosotras. Hoy, 19 de noviembre de 2019, soy sindicalista por la UGT, por supuesto que ejerzo mis derechos y siento que he cumplido más de un sueño...