«Un puente en Venecia»

12 de agosto de 2021

Ya me encuentro en el tren de vuelta. Atrás dejo una ciudad maravillosa que me ha conquistado en menos de una semana. Venecia. Muchos la tildan de decepcionante. Que adjetivo más contundente. Cómo te puede decepcionar una ciudad llena de rincones a cual más encantador.

Una ciudad mundialmente conocida por sus canales. Por ellos circula el agua del Mediterráneo que se cuela como quien no quiere para poder dar paso a largas góndolas, y ser la excusa perfecta para construir grandes y pequeños puentes que conectan a sus habitantes.

Plazas, casas, palacios y basílicas. Monumentos que narran la historia de esta ciudad. Desde pintores y escultores a militares y emperadores.

Con que facilidad juzgamos una ciudad a la que le ha costado siglos ser lo que es hoy como para que en 6 días nos sintamos que sabemos todo de ella. Que no apreciemos el trabajo de toda una historia. Que manchemos sus canales con plásticos que tardan años en desintegrarse. Capaces de destruir lo que tanto ha costado construir. Causantes de las temperaturas extremas y de la subida del nivel del mar, que afectan a ciudades que como ésta se encuentran a su merced.

Yo hoy dejo esta ciudad con la intención de volver, para que vuelva a sorprenderme y encandilarme con cada canal, fachada e iglesia. Porque para mí Venecia está lejos de decepcionar.

12 de agosto de 2050.

Es oficial. El último puente de Venecia ha caído. Uno tras otro se han derrumbado por la subida del nivel de agua de los canales. Una ciudad ya desierta. Vacía. Ahogada. Ingenuo yo que me faltaba un puente por ver.