18 de marzo de 1975, mi último día en Madrid tras haber sido llamado del ejército para participar en la guerra de Siria. Hoy será el último día en el que pueda mirar a la persona que me hace feliz y me enamora con sus sonrisas y sus enfados, con sus miradas transparentes y su pelo despeinado por la mañana, mi pareja, Elisa, la chica más maravillosa que he conocido en toda mi vida. Llevamos saliendo tres años y todavía recuerdo perfectamente el día en el que nos conocimos. Era una noche lluviosa. No había mucha gente entre las calles del centro, excepto ella, quien iluminaba hasta el rincón más oscuro con su gran sonrisa. Fue amor a primera vista lo que sentí. Desde que la mire supe que ella iba a ser quien me completase el resto de mi vida. Sin vergüenza ninguna me acerqué. Estaba con un par de amigas, pero eso no me iba a impedir la posibilidad de hablarla.
“Buenas noches, me gustaría invitar a una copa a su amiga, si no les importa” dije. Nunca me olvidaré de su cara. Estaba entre sorprendida y asustada, sin saber qué decir, pero finalmente me llevé la respuesta que quería, un sí. Justo había un pub enfrente de donde estábamos, así que decidimos entrar ahí. Un sitio que hoy en día se sigue conservando y es donde estamos ahora sentados recordando momentos inolvidables. Y aunque la veo muy habladora, no la noto alegre. Esta despedida es muy dura y dolorosa para los dos. Hemos venido aquí por otra razón, y es que nos gustaría escuchar la canción que sonó durante nuestro primer beso, Imaginé, de John Lennon. No puedo imaginarme una mejor despedida que esta con la persona que mas quiero.
Holi!