«Vivir es fácil, contarlo no tanto»

Vivir es fácil, tan sencillo como dejar que los pulmones hagan su función: inspira, expira, inspira, expira. El aire es el motor, las piernas y las manos, son las ruedas. ¿Pero qué pasa cuando el terror a morir es el motor de una vida? Entonces vivir resulta una pesadilla. Porque no la disfrutas, porque piensas en lo que va a pasar antes de que nada ocurra. Y, sorpresa, nunca son pensamientos positivos.

La vida ha decidido que yo escriba historias y sin embargo historias es justo lo que me falta. Imaginar sirve de mucho, pero, ¿cómo escribir sobre la vida si no puedo vivirla? Como esta es la situación (un bloqueo muy propio de escritor frustrado), te voy a contar un poco sobre mí. Ahora mismo no tengo nada que hacer y seguro que, si estás leyendo esto, tú tampoco.
 
Escribo desde pequeño y leo a borbotones. Bailo cuando siento que los demás me acompañarán, lloro cuando no es necesario y nunca cuando debo. Bebo por amor y mucho más por desamor, río con los peores chistes si los cuentan mejores amigos. Ando por las calles de mi pueblo mirando todos los escaparates, también por los caminos de tierra que huelen a todo menos a flores. Necesito estar en casa tanto como salir de ella, disfruto las comidas de mi madre, la inteligencia que refleja mi padre y las cervezas con gafas de sol y tardes largas. Mi salud mental está trastocada y ojalá deje de ponerme excusas para empezar a curarla. Cuando era pequeño era responsable y quería ser mayor. Ahora que lo soy me pregunto qué hay de bueno en ello. Mis pilares son mi familia, mis amigos y todos los buenos recuerdos. También las palabras y todo lo que se relacione con ello.

Como ves no se me hace complicado hablar de mí, pero si contar historias más allá de mis quejas y cerebro.

Quizás ya te has dado cuenta, pero en buscar rimas y ritmo me pierdo. Me gusta escribir en prosa pero qué divertido me parece hacerlo en verso. No es un poema lo que lees pero sí una pequeña historia, al final, sobre lo que significa eliminar un bloqueo: las respuestas las encuentras si miras hacia dentro. 

Pues mira,
otra vez sin quererlo, u
n poco de música ha venido
 a esta historia que te cuento.

No te digo más, me voy con mis líneas, bloqueo e historias a otro cementerio.