«A golpes con la vida»

Maite había terminado su turno en el hospital.
Dia duro, por más que los psicólogos hablarán con los trabajadores para que comprendieran que no debían "empatizar demasiado" con los enfermos, era muy difícil a veces mantenerse dentro de la coraza de hierro y ver cómo niños no conseguían ganar la batalla al cáncer, y como sus padres se derrumbaban al darles la noticia.
SIempre pensó que el día que en el mundo nadie sintiera compasión por las desgracias ajenas, dejaríamos de llamarnos " humanos", es algo que llevamos en nuestro ADN, aunque últimamente de la impresión de que va ganando terreno nuestro egoísmo.
La paciente de la cama 207, con toda seguridad no sobreviviría esta noche.
Se dirigió a su casa, tenía que descansar.
La verdad es que fue por pura casualidad, aquel día que su jornada de trabajo fue durísimo coincidió con el descubrimiento de que su novio, músico de jazz había desaparecido junto con todo el dinero de cuenta conjunta.
Pasó por aquel gimnasio, no lo pensó, entró, y chico de recepción le explicó que allí se enseñaba a boxear.
Le gustó la idea, pegarle puñetazos a un saco colgado del techo le vendría bien.
Está noche lucharía por el título mundial. 
Nadie en el hospital sabía de su "afición"no lo entenderían, ella, tan mona, tan femenina, tan dulce, así la catalogaban.... Pegándole puñetazos a otra persona...
Al día siguiente, al entrar al vestuario, gran parte de sus compañeros sostenían una pancarta felicitándola , una mano se posó en su hombro y le dijo al oído: " no tienes nada que esconder, todos tenemos nuestras maneras de pegarle puñetazos a la vida"... Por cierto, la paciente 207 ha ganado su combate en el último asalto.