Hoy los diarios titulan que se ha desarmado el último laboratorio de armas biológicas del mundo. Los diarios, los mismos que ya no pertenecen a las grandes corporaciones, sino que se han convertido en colectivos autogestionados e independientes.
El desarme nuclear es una realidad, y los ejércitos más poderosos se han reconvertido en especialistas agro productores. La sustentabilidad alimentaria está a tan solo una década de lograrse en todos los continentes. Y es que la palabra “país” ha caído en desuso, ahora hay regiones, continentes, uniones.
Ahora que todo el transporte es público y eléctrico, los combustibles fósiles se reservan para casos de emergencia o de fluctuaciones de la generación de energías renovables. Aunque los avances en energía geotérmica pronto eliminarán para siempre las incertidumbres energéticas.
Los nuevos sistemas de gobierno son una utopía de justicia, las oleadas migratorias se han estabilizado y son previsibles y bienvenidas. Se estima que, en no más de 5 años, se alcanzará la igualdad de género en los cargos políticos y en las remuneraciones.
Yo, que milité por la paz en redes sociales, que estudié biología para luchar contra el cambio climático, que me encadené a los árboles de la amazonia en la huelga por el planeta. Yo, que caminé y caminé para no quemar gasolina. Que clasifiqué mi basura cuando aún había un solo contenedor en mi barrio. Yo, que me vestí de violeta y marché con mis hermanas en marzo, y grité por ser iguales. Yo, ya no sé quién soy. Ya no me queda nada por qué luchar, en este mundo no tengo nada. Ni una batalla que me dé fuerzas para seguir adelante.
Que no daría yo por volver el tiempo atrás y recuperar la esperanza, aunque sea por un momento.
Espectacular el dilema del personaje protagonista
Me ha encantado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes