No tenía más de treinta
El menor de los gamberros
Que vinieron a incordiarme la otra noche.
¿”Vas a tirar ese hierro?
¿Y esas pastillas de menta?
¿Y ese cuaderno vacío? ¡Qué derroche!
Mi pidieron los cartones
De tintorro de bodega,
Y una maceta vacía, ya sin planta.
Fue el de los ojos saltones
El que dijo “¡Oye, colega!
Te pareces al Sabina, ese que canta”.
Era una noche cualquiera
Puede ser que fuera lunes
¿Qué más da? Sólo tiraba la basura.
“Por favor no me importune,
Yo seré quién usted quiera
Pero déjeme volver a mi lectura”.
“Esto habrá que celebrarlo
Con unos botijos fríos
Compañeros antes de que cierre el Paco”.
“Perdóname amigo mío,
Que no he podido evitarlo”.
Intentaba disculparse el tiparraco.
A un bar de muy mala muerte
Me obligaron a ir sin ganas,
No dejaron que pagara la primera.
Yo bebía con desgana
“Me ha flipado conocerte”
Repetían sin frenar su borrachera.
Se pusieron muy pesados,
Yo ya no estaba dispuesto
“Yo no soy ese cantante, es evidente”.
Pero estaban empeñados
“Venga no seas modesto
Y paga un par de ronditas de aguardiente”.
Cansado de estar con ellos,
Harto de aquellos dementes,
Abrí la puerta del bar y me pillaron.
El que estaba más pendiente,
Me agarró de los cabellos
“Tú de aquí ya no te piras”, me soltaron.
Me devolvieron a casa
Sin honor y sin dinero,
Sin cadena, sin cartera y sin reloj.
Y aunque a ti te suene a guasa,
Del cantante cazallero,
Yo ya no quiero escuchar ni una canción.
Hoy he visto por la calle
Que venía el más bajito
Y de acera me he cambiado con presura.
Y es que yo ya no permito
Que ninguno me avallase
Y en mi casa acumulo la basura.
Mucha, mucha, mucha basura.
Por cierto, algunas estrofas las he leído y otras las he cantado.
Saludos Insurgentes.
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