Mi último trabajo me ha dejado exhausto, creo que ya estoy mayor para tanto sobresalto, he pedido mi jubilación hace tiempo, pero parece que no saben vivir sin mí. Por suerte he logrado zafarme de mis “jefes”, seguro que no tardarán en encontrarme, pero mientras me voy a dedicar a disfrutar del sol de España y también de sus mujeres, son bellas, morenas y ardientes. Creo que estoy en Sevilla, aunque no estoy seguro, bueno no importa. Voy a entrar en esa taberna, este calor me está dando una sed terrible.
Me acerco a la barra y me atiende un camarero con un extraño acento, pero muy simpático.
—Un Martini con vodka, agitado no mezclado. —Le pedí al camarero.
—¿Cómo dice? —Me contestó con cierta sorna.
—Un Martini con vodka, agitado no mezclado —Repetí.
—Oiga usted, en esta taberna llevamos más de medio siglo sirviendo el Martini con vodka al estilo James Bond, mezclado no agitado.
—Pues llevan más de medio siglo sirviéndolo mal, yo jamás lo he tomado así. —Le contesté con ironía.
—Me da igual como usted lo toma, aquí lo preparamos al estilo James Bond, somos famosos en todo Sevilla por ello, no sabemos prepararlo de otra forma. Al agitarlo se pierde mucho sabor porque se le añade mucha agua a la bebida. Pruébelo, ya verá como le gusta.
Finalmente accedí a probar aquel brebaje, pero para mi sorpresa me gustó mucho más que como acostumbraba a tomarlo. Y le dije al camarero:
—Tiene usted toda la razón, está mucho mejor, a partir de ahora lo pediré así.
El camarero mostró su rostro de satisfacción y me preguntó:
—¿Cómo se llama usted, amigo?
—Bond, James Bond.
Y no entiendo por qué, estalló a reír a carcajadas.
Nunca lleves la contraria a un camarero...
Una buena dosis de ironía y risas.
Enhorabuena paisano!
Saludos Insurgentes.
Quizá a Sean Connery le ocurrió lo mismo.
Muy entretenido 😉👍🏼