«Anhelo inmanejable»

CARTA DE DESPEDIDA

Estimados amigos,

Las últimas semanas han sido convulsas. He sufrido en mi persona un proceso desconocido; llámesele fisiológico, animal o primario. El nombre poco importa, pero he podido experimentar un grado de vulnerabilidad fuera de toda prudencia. No me reconocía; parecía gobernado por la locura o una toxicomanía.
He vivido encima de una ola de sensaciones, desde la furia hasta la depresión. Con tanto vaivén emocional, mi cuerpo se ha resentido.

Lo que más me duele es la repercusión que ha tenido mi actitud en la Organización. He actuado con deslealtad porque he mantenido durante mis intervenciones públicas unas creencias que ya no puedo sostener.
Durante mi larga trayectoria en la Organización, me he dejado la piel recorriendo todo el país para hacer llegar nuestro mensaje a la ciudadanía, un mensaje que ahora he traicionado.
Todos estos años compartidos con vosotros han formado parte de mi vida, hasta el punto que llegué a pensar que era mi vida y no había espacio para nada más.
Hay quien afirma que si los hechos no se hubiesen precipitado no habría reconocido mi culpa. Os puedo asegurar que lo hubiese hecho aún sin las grabaciones captándome en pose indecorosa en las instalaciones de nuestra sede central.
Yo no soy persona de mantener mentiras. Primero, porque se me nota y, después, porque me pasa factura a todos los niveles.
No pretendo que me perdonéis; el perdón es para los que buscan sentirse bien y a mí me toca experimentar vergüenza y dolor, y lo asumo sin más.
Cada uno tiene sus momentos vitales, pero desde mi experiencia solo digo una cosa que obligará a poner mi cargo en disposición: ¡HUID!

Me mueve el amor. No lo dudéis ni por un momento.

Rupert Donaldson
Presidente de la Federación Onanista para la Castidad