Estoy nerviosa pensando que veré a Diana después de tanto tiempo. Realmente hace apenas tres meses, pero no han sido tres meses cualquiera, ha sido su primer trimestre de embarazo.
Después de muchas vueltas sobre el asunto, decidimos adentrarnos en el laberinto de la maternidad. Conseguimos hacerlo por el método ROPA, mi óvulo en su vientre, qué bonito ¿no?, solo de pensarlo una fuerza infinita me anida en el pecho.
Nuestra historia no ha sido precisamente lineal, y parte de eso ha sido por mí. Diana siempre me decía: “Pretendes vivir sin riesgo y eso es imposible”. Era verdad. Me quedo hecha una bolita en mi zona de confort por miedo a que cualquier movimiento me haga sufrir a mi o a otros. Y cuando uno no se mueve, la vida se aleja.
Ahora estoy en un tren para ir a verla. Sé que coger un tren no es lo más arriesgado del mundo pero por algo se empieza. Teníamos la extraña costumbre de mandarnos fotos haciendo todo tipo de muecas. Bromeábamos diciendo que haríamos un recopilatorio y lo pondríamos en nuestras bodas de plata. Cuando saco el móvil para retomar la tradición, sucede un enorme estruendo. Todos gritan despavoridos. Enciendo el móvil, abro WhatsApp, me tomo una foto mientras sonrío y escribo:
“No sé qué sucede, seguramente pronto tú podrás saberlo mejor que yo. No sé si moriré dentro de este tren, pero si es así, no imagino una emoción mejor para despedir la vida que la ilusión de ir a verte. Cuida de nuestro bebé como solo tú sabes cuidar, y no seas como yo, no sientas miedo si encuentras a alguien que sea valiente por ti”
Pulso enviar.
Las luces se apagan por completo.
Miro el móvil por última vez.
Doble check.
Saludos.
Bonito guiño y homenaje al 11M
Me ha encantado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes