«Crónicas de mi peor pesadilla»

Al despertarme, estaba en una habitación que no era la mía; tenía trofeos deportivos, pósters de baloncesto, incluso, tenía una estantería con varios balones y deportivas en exposición.
Me levanté de la cama, asustada, me dirigí hacia los galardones; antes de llegar al estante, encontré un espejo, pero ese no era mi reflejo... ¡Estaba en el cuerpo de Marcos!
Marcos, el chico más popular del instituto, y.... El más capullo. 
Aquello debía de ser una pesadilla, tenía que serlo... ¡No podía estar dentro de su cuerpo!

Bajé las escaleras rápidamente, y me dirigí a mi casa; estaba llegando a mi hogar, cuando de pronto... *¡Pam!* 

- Idiota... -Masculló una chica que se había caído, pero... ¡Esa chica era yo!
- ¿Marcos? -Pregunté extrañada.
- ¡¿Qué haces en mi cuerpo!? ¡Exijo una explicación! -Bramaba histérico.
- Eso mismo quiero saber yo... -Deslicé las palabras por mis labios.- Esto debe ser una broma, algún tipo de sueño extraño... -Trataba de convencerme a mí misma.
- Me importa un rábano lo que esté pasando, pero quiero mi cuerpo ya. -Su mirada se volvió gélida.- Tengo en una hora un partido importantísimo de baloncesto, y no puedo dejar que lo arruines.
- Yo tampoco quiero tu asqueroso cuerpo, además... No dejaría, ni loca, que tocases en el recital que tengo esta mañana. -Añadí, enfadada.

Tras haber estado discutiendo un rato, e insultándonos unos minutos, dimos con una conclusión: Debíamos actuar tal y como lo haría el otro.
En un principio la idea pareció de lo más espectacular, si nos comportábamos como lo haría el otro, nadie notaría la diferencia y ganaríamos tiempo; pero, la catastrofe, estaba a punto de ocasionarse.

Entre en la cancha de baloncesto, y al sonar el reloj que indicaba el comienzo del partido...
*¡Pum!* El balón impactó contra mi cara... Aquello no iba a ser fácil.