Una vida de afirmaciones tales como: maquíllate y sácate partido; los robots no son para niñas; ¿dónde vas así? no te ves femenina. Y tantas otras que, poco a poco, crearon en mí una inseguridad que aún a día de hoy arrastro pero algo hermoso salió del caos y confusión: un rincón, mágico y sólo mío. Y es por eso que hoy, cada vez que me levanto empieza una aventura. ¿Fantástica? ¿De intriga? El día lo dirá. La tediosa jornada pasa pero mi mente está lejos, muy lejos, tanto, que me siento como Alicia a quien la ha podido la curiosidad.
La pareja que discute en una esquina me hace pensar, imaginar, ¿qué les sucederá? Otros que me miran mal por mis formas poco habituales de vestir pero solo les sonrío mientras sigo imaginándome a un duende tirándole de la oreja. Pienso sobre lo que veo, oigo hasta sobre los pensamientos que evocan sobre mía ese olor a lluvia que impregna las húmedas calles. ¿Si salto en un charco caeré a otro mundo? Sonará a una etapa infantil mal curada pero no es así, la vida es demasiado seria y sin mi recuerdo de una niña que trepa a los árboles, imagina dragones y ansía ser aventurera, entonces sí que no sería la mujer que soy hoy, ni habría encontrado ese rincón privado, ajeno a ojos externos quienes calificarían de 'locura'; el mismo calificativo que se usaría hace cien años para alguien como yo que desea crear relatos, pensar teorías innovadoras, ser la mujer quien nació no a quien moldearon en un torno para crear la forma perfecta. No, en mi cabeza yo soy esa taza rota pero que no le impide seguir meditando, planteándose las cosas y crear otras.
No soy una súper heroína, pero nunca me gustaron, prefiero los monstruos y charlar un rato; no ser esa muñeca de fábrica igual a todas: quiero esa mancha en la piel, esa cicatriz que me haga única; las 'imperfecciones' que un día no me permitían sonreír son ahora mis fortalezas que han construido un refugio dónde puedo ser quien quiera, hacer lo que me plazca y sacar la fuerza para que se escuche mi voz fuera de esta nube, de esta casita del árbol que me protege.
Ahora no me quedo asustado en el refugio, ahora salgo y hablo; creo en lo que hago y lucho por ser quien siempre he buscado ser. Porque no quiero estar siempre en mi habitación, quiero abrir la puerta y que los demás me vean, que vean la niña y la mujer quien crea, piensa y es.
«De la imaginación a la realidad»
433 palabras
3 minutos
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Reto creativo
«Cartas a Virginia»
Un día en "Una habitación propia": Inspirado en el ensayo de Woolf, narra un día en la vida de una mujer que ha encontrado ese espacio literal o metafórico que le permite crear, pensar y ser.
11 seguidores
Mila Clemente
17 mar, 02:07 h
Me ha encantado Marina. Muy bien relatado. Suerte.
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