Me quedé en paro a los cincuenta y he vuelto al primer empleo que tuve de adolescente. A las once menos cinco me presento delante del guardia de seguridad de unos grandes estudios. Me pega el pase en el pecho y entro corriendo para dejar puntual las pizzas en la mesa de la secretaria del director. La chica no está en su puesto. Curioseo por los largos pasillos. Abro y cierro puertas de camerinos vacíos, hasta entrar de lleno en el rodaje de una de las series de mayor audiencia. Los actores son buenísimos, emiten en directo y se han ganado una gran popularidad en pocas semanas. Enfrente cientos de televisores. Veo los hogares de los telespectadores; ellos a nosotros no, porque a mi lado una pareja se mete mano con descaro. Voy a darme una vuelta.
—¿Desde cuándo se consuela mi mujer con ese vibrador en mi ausencia?
—¡Menuda pájara mi suegra! Tanto criticar al del quinto y se encama con él por las noches.
—¡Anda, el Rafa! Presume de ligarse a una nueva cada día y cena solo, con el ridículo pijama de la mili.
La secretaria me agarra del brazo, si no abandono el plató antes de las doce permaneceré aquí para siempre. Debo tomar una decisión en diez minutos.
—¿Si me quedo dejaré de ser repartidor? ¿Me conseguirán un trabajo?
La rubia sonríe, dice que todos tienen trabajo, casa gratis y un buen sueldo. El único inconveniente es que no podré regresar al mundo real hasta los sesenta y cinco.
—¡Perfecto! Saldré a disfrutar de los viajes del IMSERSO.
Envío el último mensaje a mi esposa para que no me espere en una larga temporada. Le aconsejo que se compre un vibrador nuevo, o que se líe con algún vecino, como el pendón de su madre.
Un final muy bueno 😉👍🏼
Enhorabuena
Es buenísimo!!
Sabia decisión la del protagonista!
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes.