Mi mayor mentira, ha sido ante un juez.
Mi abogado alegó enajenación mental transitoria ―Me encantan esos tecnicismos!―, pero todo estaba planeado. Una loquera me definió como una persona poco social y arrogante, con un fuerte narcisismo.
Mis víctimas han sido mujeres. Me encanta seducirlas y dominarlas, sobre todo a esas hembras engreídas que disfrutan riéndose de los demás.
Llevaba vigilando a Vanessa durante mas de un mes, a pesar de ello, decidí realizarlo el día de la fiesta del pueblo, con todo lo que eso suponía. La seguí cuando salió del bar. No esperaba que fuera por esa calle tan poco iluminada, pero eso facilitó mi trabajo. Bajé del coche con un paño humedecido y acompañé sus pasos. Se puso nerviosa e intentó llamar por teléfono, pero era demasiado tarde. Rodeé su cuerpo con mi brazo y la inmovilicé, arrojando más tarde, su teléfono a la Ría.
Con el tiempo descubrieron el móvil, y de esta manera lograron triangular los datos y hacer una escaleta con los pasos realizados.
Una nave industrial fue el lugar al que me dirigí; fue donde la maté y escondí "mi tesoro" ―en un pozo― . Envolví su cuerpo en plástico y la tiré al fondo, así se descompondría más rápido. Me deshice del coche en un chatarrería lejos de la zona e hice vida normal.
Su familia poco me importa, me he divertido mucho. La subida de adrenalina es incomparable a las drogas o el alcohol.
Durante la reconstrucción de los hechos, eres el protagonista: la prensa, familia o la propia UCO son tus súbditos― mi rostro se ilumina de satisfacción― Ahora tengo poder y lo disfruto!
Me han atrapado pero dirijo la historia. “Hijo de puta”, “Asesino”, escucho a mi alrededor.
Llegué a la meta, soy el ganador!
Un asenino psicópata en toda regla.
Buena narración y con fluidez.
Enhorabuena Mencía.
Saludos Insurgentes