El pueblo de los yayos - Francisco Anacoreta Laico
Francisco Anacoreta Laico

«El pueblo de los yayos»

300 palabras
2 minutos
20 lecturas
Reto creativo «Vacaciones de verano»
🏘️ Tus protagonistas se van de vacaciones a su pueblo. Abuelos, amigos, campo, bicicletas, excursiones, piscinas… Hasta que algo inesperado ocurre. Cuenta esa historia.
En el pueblo de los yayos siempre hacíamos matanza. El abuelo criaba cerdos, de pequeños eran muy bonitos. Pero cuando crecían se hacían demasiado grandes y dejaban de ser tan adorables, entonces los mataban y nos los comíamos. Los hombres se encargaban de matarlos y las mujeres se encargaban de preparar la carne. También hacíamos paellas, acudía todo el pueblo igual que a las matanzas. Allí todos éramos parientes o si no amigos.

En el pueblo habíamos pocos niños y como yo era el más pequeño de todos, casi siempre se aprovechaban de mí, incluso en ocasiones me pegaban. Me gustaba una chica, pero ella no me hacía caso, era mucho mayor que yo. Les decía a todos concienzudamente que era mi novia, pero ella lo negaba. También me gustaban mucho dos chicas de Barcelona que venían a veranear al pueblo, pero tampoco me hacían caso. Estas me gustaban más, eran diferentes a las otras chicas del pueblo. Hablaban de una forma distinta, igual que las chicas de las películas.

A veces venía al pueblo una niña con la que hice buenas migas, nos hicimos novios. Se llamaba Rocío, siempre íbamos por ahí cogidos de la mano. Las demás niñas siempre me decían que no me juntara con ella porque era gitana. Yo les decía que era mi novia y ellas insistían diciendo que era gitana, seguían intentando convencerme diciendo que me fijara en su piel oscura.
—Me da igual, es mi novia. —contesté.

Un día de barbacoa estábamos todos los niños jugando al fútbol. Cuando llegó Rocío, no la dejaron jugar y comenzaron a tirarle piedras. Entonces yo me puse furioso. Nervioso y enfurecido, fui corriendo hacia una de las mesas, cogí el cuchillo grande con el que mi abuelo mataba los cerdos y me abalancé sobre los niños.
Francisco Anacoreta Laico
Escritor autodidacta
Miembro desde hace 3 años.
116 historias publicadas.

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Mila Clemente
19 jul, 16:50 h
Ostras qué peligro ese cuchillo... Me imagino el percal.
elinsurgentecalleja
21 jul, 01:23 h
Vaya, vaya...ese final deja mucho que escribir.
Presiento que ese cuchillo fue el principio del fin.
Escalofriante!
Saludos Insurgentes
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