«El regalo más especial»

"Lamentamos comunicarles que este año, contagiados de COVID, no podremos repartir los regalos. Pero no se preocupen, hemos encontrado una solución y nuestra misión la realizarán nuestras esposas, las Reinas Magas".
Así abrieron todos los informativos, a nivel mundial, el 5 de enero.
A pesar del mensaje tranquilizador que sus Majestades intentaron lanzar, la pesadumbre y la desconfianza se extendió como la pólvora por cada rincón de la Tierra entre la población adulta. 
¿Cómo podrían unas mujeres realizar tal menester cuando siempre habían sido "ellos" los encargados de faenar en la noche más mágica del año?
Esa noche los niños se acostaron con la misma ilusión de siempre e hicieron los mismos preparativos que en años anteriores, comida y bebida para los Reyes y camellos y los zapatos bien limpios y ordenados donde deberían dejarles los presentes.
En cambio, los adultos, marcharon a la cama recelosos por aquella extraña situación.
Con los primeros rayos de sol los niños de todos los hogares comenzaron a levantarse, nerviosos, por descubrir qué regalos tendrían pero las sorpresas no llegaron de la mano de los regalos en sí, adultos y pequeños encontraron escenas que ninguna mañana de Reyes habían vivido.
Los regalos estaban perfectamente empaquetados y colocados, cada uno de ellos encontraba una tarjeta en sus zapatos con una dedicatoria especial y personalizada llena de palabras de amor y solidaridad, los platos y vasos habían quedado limpios y ordenados y ningún regalo había sido olvidado o confundido con otro. ¡Todo era perfecto en cada uno de los hogares!
El informativo del mediodía abrió con otro misterioso mensaje de los Reyes Magos: "Nuestro contagio solo fue un engaño. Éste ha sido nuestro regalo más especial, una gran lección de empoderamiento de las mujeres que, esperemos, nunca olviden para que comiencen a valorarlas como merecen."