«El sueño de Jacobo»

La universidad más cercana era próxima a la ciudad de mi abuelo, así que me fui a vivir con él. Cuando terminé mis estudios de filología decidí quedarme, así le haría compañía, además aquel ambiente era el mejor para concentrarme y escribir. Eso es lo único que hacía allí: escribir. Y entretanto ayudaba a mi abuelo a cultivar la huerta.
Cierto día, mientras sembrábamos patatas, me dijo:
—Oye, Jacobo. Dime hijo... ¿Eso de escritor, eso para qué sirve? Porque ya has terminado tus estudios, pero ahora no tienes ni trabajo, ni nada. Sí, ya, eres escritor y escribes... Pero, para eso no tendrías que haber estado estudiando tantos años, podrías haberte puesto a escribir por tu cuenta y punto. Al fin y al cabo... es lo que haces ahora. No tienes ni empleo, ni sueldo, ni nada.
—Abuelo, estoy escribiendo una novela... Cuando la terminé buscaré una editorial para que me la publique...
—¡Pero si ya no se publican libros, ya nadie lee libros, todo va por los interné, la gente y las juventudes solo consumen los interné!
—Sí, abuelo. Pero se publican en digital y se venden por internet. Aunque yo quiero que me lo publiquen en físico, en papel también.
—Anda, estás loco. Te morirás de hambre. Más te valdría ponerte a vender papas o irte a recoger fruta con los de aquí al lado.
—Bueno, ya se verá... lo primero será encontrar una editorial que me publique.
—Esa es otra, le tiene que interesar tu historia a las editoriales, y eso de sacarlo en libro... Si ya nadie lee, hijo, la gente solo usa los interné...

No le faltaba razón a mi abuelo, pero seguiré buscando una editorial que publique mi libro en papel.