«Experimento 2022.»

Millones de racimos de uvas esperaban en la cadena de montaje.

—Entonces, ¿qué hemos preparado?, ¿otra variante de Covid?

–No, Señor, las vacunas parecen ser efectivas y la población ha interiorizado la higiene de manos y el uso de mascarillas. 

—Ummm...— El Presidente ajustó el monóculo en su único ojo y comenzó a revisar los gráficos. —¿Una erupción volcánica, tal vez?

—Señor, La Palma en 2021, Eyjafjallajökull en  2010, Pompeya en el 79...

—¿Y si matamos a sus mascotas? 

—Le recuerdo, Señor, cuando probamos con los dinosaurios...

El líder dió un golpe en la mesa, rozando involuntariamente un par de botones de la mesa de control. En ese mismo instante, en el parque más alto de Madrid, unos adolescentes fumados estallaron en risas, creyendo haber visto un ovni que se balanceaba. 

Alguien del gabinete pidió el turno se papabra. -¿Y si hacemos que se enfrenten entre ellos? 

-Probamos con la Guerra Civil en el 36 y creamos Twitter en el 2006. El equipo ha descartado también las inundaciones, todavía le debemos una factura a Noé, y después de la Atlántida, probar con otro tsunami nos parece arriesgado, Señor.

El silencio reinaba en la sala, ningún miembro del gabinete daba con una nueva idea para el experimento 2022. Los humanos habían mostrado más resistencia que cualquier otra especie planetaria. 

Al presidente le sonaron las tripas. Volvió el silencio. Al fondo de la sala un miembro del gabinete alzó la mano.

—Acabemos con la tortilla de patatas. —Dijo con tono inseguro. 

A su derecha, intervino otro consejero. — Hagamos escasear la cerveza. 

El Presidente sonrió ampliamente y sacó a pasear su lengua bífida en señal de aprobación. —Que desaparezcan también las croquetas.