«HECHIZO DE LIBERTAD»

¡Solo necesito un instante!, gritó Ofelia.

Todo el mundo se quedó parado, dirigiendo su vista hacía donde había sonado la voz , no entendían como tenía fuerzas para hablar, después del maltrato, el calabozo, dos días sin agua ni comida. El resto de las compañeras estaban exhaustas algunas, desvanecidas otras, una de ellas seguramente ya muerta,  por suerte se iba a librar del martirio final.

El gran inquisidor, levantó una mano y mirándola con un odio eterno que escondía un miedo terrible dijo:

- Dejemos hablar a la bruja, solo 5 minutos y solo si es para mostrar su arrepentimiento y su temor de Dios. Mientras podéis ir encendiendo la hoguera.

Ofelia se le quedó mirando fijamente, atravesando sus pupilas, llegando a su cerebro, leyendo sus pensamientos, y comenzó a hablar.

"Sabemos que nos tenéis miedo en algunos casos, en otros odio,  envidia, pero todos sabéis que pecáis al ajusticiarnos, ese Dios vuestro no admite la venganza. ¿Cuál es nuestro pecado? ¿Reunirnos? ¿Reír? ¿Sanar con medicamentos naturales? ¿Dar vida quizás? Nosotras no adoramos a Satán, es mas no adoramos a nadie, si acaso comprendemos la fuerza de la madre naturaleza y comulgamos con ella,  con sus enseñanzas. Únicamente los necios no pueden entender la realidad,   o quizás es vuestro diablo quien os guía, ese al que supuestamente despreciáis. ¿Quién si no puede hacer algo así a mujeres indefensas? ".

Se empezó a oír un murmullo de fondo, había voces dándole la razón, otras gritando que la callasen. Ofelia dijo sus ultimas palabras antes de que el fuego le empezase a prender la túnica.

¡Tu Inquisidor te quemaras conmigo! ¡Tu corazón va a empezar a arder!.

Ofelia no pudo mas, el fuego la estaba consumiendo y lanzó un grito gutural, aterrador, al mismo tiempo que el inquisidor cayó al suelo sin vida.