Las luces de la casa llorona - Puri Escuredo
Puri Escuredo

«Las luces de la casa llorona»

997 palabras
8 minutos
33 lecturas
Narración de suspense: Un resplandor intermitente en una ventana solitaria, un edificio que sólo cobra vida cuando el reloj marca las doce. ¿Qué secretos esconde este lugar en las horas en que el mundo duerme?

—Mamá, mamá, ven —pide Lúa con voz queda.

Pero nadie acude a su llamada. Saca un poquito la cabeza de debajo del edredón. Ella sí que oye el ruido en la cocina y la televisión encendida del salón. Los adultos están todavía activos y ella no entiende por qué se tiene que acostar si no quiere, no tiene sueño y además… Sabe que se acerca la hora, que pronto darán las 12 en el reloj de la iglesia del pueblo y entonces empezará otra vez todo, otra vez.

—¡Mamá! ¡Mamá! —grita esta vez y añade algo más bajito—, por favor, por favor, ven.

Pero nadie acude a su llamada. Tiene miedo a levantarse, pero no le va a quedar otro remedio. Cuenta hasta tres y se quita de encima el edredón de un golpe, así es más fácil. Nota el aire algo más frío y se estremece. Se baja de la cama y descalza sale corriendo hacia el salón iluminado. Allí se para en la puerta y no sabe cómo llamar la atención de su padre que está viendo un programa de deportes, o eso dicen. Ella solo ve un montón de señores discutiendo mucho sobre futbol y no se entiende nada de lo que dicen.

Lúa estornuda y entonces su padre se gira dando un brinco.

—¡Joder, niña! Vaya susto que me has dado. Pero ¿qué haces ahí descalza?

—No tengo sueño, tengo sed y me duele la tripa —Lúa lo dice de corrido y con ojos de perro mojado.

—¿Otra vez, Lúa? Pero hija, todas las noches igual —le contesta el padre con fastidio en la voz—. Vete a buscar a tu madre, anda y te acuestas ya que mañana no hay quién te levante.

Y efectivamente, su madre, algo más cariñosa pero igual de firme, la acompaña hasta su habitación con pequeños empujoncitos por el pasillo, sin miramientos ni escuchas.

De nuevo en su cama, tapada hasta ser un bulto informe y respirando su propio aire enrarecido, cierra fuerte los ojos, pero es imposible dormir. Hasta que las campanadas del reloj de la iglesia empiezan su letanía y superan el sonido de su propio latido que escuchaba en la almohada. Lleva la cuenta y cuando suena la duodécima, Lúa se levanta y mira por la ventana hacia el edificio de enfrente. Le puede más la curiosidad que el miedo. No puede evitar mirar, como todas las noches, hacia aquel lugar deshabitado por el día.

Esa noche su tocaya está llena y el cielo despejado, así que puede ver bien lo que pasa en la casa llorona; ese edificio viejo, triste y lleno de gatos famélicos.

Ya está la luz encendida de la ventana más a la izquierda y arriba. Su madre le dice que es imposible ver luces, que está abandonada desde que ella era pequeña y no hay electricidad. Pero Lúa ve lo que ve y todas las noches la misma rutina. Al rato, se apaga la primera y se ilumina la ventana del centro arriba. Poco después se apaga esta, pero al instante ve luz en la ventana de la derecha arriba. Sabe lo que viene después, bajará la luz a la primera planta, recorriendo todos los huecos y vuelta a empezar. Así tres veces, como un calentamiento, después empieza la danza y nunca la misma. 

Lúa ha intentado entender lo que quiere decir todo ese movimiento lumínico, pero no encuentra respuesta. Lo intentó con las notas musicales, pero no le salía ninguna melodía coherente. Probó poniéndole letras a las ventanas, pero hay demasiadas letras en el alfabeto como para acertar. Escuchó en una película hablar del código morse y rebuscó en la biblioteca hasta encontrar un manual. Tampoco le sirvió, no podía traducir las luces convirtiéndolas en puntos y rayas.

Se siente muy frustrada, pequeña e insignificante. Si mamá le hiciera caso podría ayudarla, ella es lista y valiente. Pero no parece ver esas luces. Lúa intuye que son solo para ella, que alguien le está enviando mensajes que no sabe descifrar.

Quiere ir allí y ver lo que pasa, para que se despejen todas las incógnitas, para poder dormir tranquila, pero no se atreve. De día se ha aventurado con Estrella. Su amiga la sigue a cualquier sitio, aunque tampoco se cree lo que le cuenta Lúa, para ella es un juego emocionante. Se han asomado a las ventanas de abajo, pero está oscuro, huele a humedad, a viejo y a rancio. Han visto los ojos brillantes de los gatos y escuchado sus maullidos. Nada más. No se aprecian lámparas en los techos, ni una simple bombilla pelada.

Mira a la luna gorda y brillante que parece estar dándole ánimos y decide salir. Se pone su chaqueta gordita, un gorro de lana y las zapatillas. Desde el pasillo ve que solo hay luz en el salón, así es más fácil escapar sin ser vista. Coge las llaves que cuelgan de la cerradura y corre escaleras abajo. El corazón como un tambor y la respiración llevando el ritmo acelerado. Prefiere no pensar en lo que está haciendo.

Cruza la calle en el justo momento en el que se ilumina la ventana más a la derecha y abajo. Ha tenido suerte, allí seguían los cuatro ladrillos y la tabla que habían usado para asomarse. Toma una bocanada del aire frío y se encarama al pequeño andamio.

Desde dentro Apolo Sánchez ve primero la borla del gorro y luego los ojos como platos de Lúa. La niña ve solo una luz que la deslumbra.

Apolo se quita la luz de la frente para no asustar más a la niña y Lúa puede apreciar ahora la cara fea, bondadosa y cansada del hombre.

Le ha prometido no desvelar su secreto, pero antes de dormir por fin tranquila, escribió en su diario lo siguiente:

He conocido a Apolo, está arreglando la casa de enfrente para poder traer a su familia desde Perú. Viene de noche porque todavía no tiene permiso. Tiene una superlámpara de minero.

Puri Escuredo
Nacida en Bilbao en 1970. Casi nada, tengo más de medio siglo encima, debajo y por los lados. Hija…
Miembro desde hace 2 años.
16 historias publicadas.

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Antonio Mompeán Mayol
01 ago, 13:40 h
Muy bonita historia, con un final inesperado pero muy lindo, quizás por la sencillez implícita en la resolución del misterio.
Felicidades.
Raquel Rodríguez
02 ago, 03:58 h
Que historia tan linda y la protagonista, muy tierna. ¡No me esperaba para nada el final! Desde luego, para las y los que nos gustan las historias más realistas y sencillas, queda fantástico. Me ha encantado
Mila Clemente
03 ago, 13:18 h
Para nada me esperaba ese final... 😆 Un relato lleno de misterio que te invita a leer sin descanso por la intriga que transmite.
Un saludo Puri.
elinsurgentecalleja
04 ago, 18:54 h
Acabáramos, un final totalmente inesperado que me ha conquistado.
El misterio e intriga de la historia, hacen que nombre imagines tan inesperado final.
👏👏
Saludos Insurgentes
Lucia F.S.
05 ago, 01:27 h
Que tierna historia
Omicron Delta Series
08 ago, 18:08 h
Muy buena narración. Para nada me habría imaginado ese final.
Carmen Fernandez Mayoralas
09 ago, 19:28 h
Me has dejado mas sorprendida que a Lúa. Buen relato!
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