«Labor social»

- ¿Hay alguna posibilidad de hacer esto? - le pregunte entregándole una carpeta donde iba un proyecto que quería hacer desde hace tiempo.

- En un par de días le digo - me contesto cogiéndola y dándole una mirada.

Había pasado casi una semana desde esa reunión y aún no me llamaba para decirme que estaba encantado con el proyecto o en cambio era una bazofia y le había hecho perder el tiempo. Desesperada acabe por llamarlo cuando se había cumplido una semana.
- ¿Y que le pareció? - le inquirí.
El otro lado de la línea se quedo en silencio antes de contestarme: -aunque te diga que es una mierda vas a seguir adelante con ello - soltó una risa antes de añadir-pero, lo cierto es que... es perfecto, tendrás los fondos que necesitas y es una oportunidad para hacer tanto labor social como dar a conocer el pueblo. Enhorabuena- y colgó sin dejarme decir nada más.
Inmediatamente me puse manos a la obra. Yo misma construí lo que en un futuro sería un centro de formación de profesionales del boxeo pero que empezó como un simple gimnasio de pueblo donde los chavales podían ir a la hora que les apeteciera y descargar un poco de ira, frustración, odio... contra un saco de boxeo sin dañar a nadie.

Algunos de los chavales que iban eran realmente buenos, y aunque me costo convencerlos tanto a ellos como a sus padres al final estaban compitiendo a nivel nacional. Cuando subían al ring veía en sus caras reflejados los mismos sentimientos que tuve yo las primeras veces, miedo, pero también emoción y alegría. En muchos casos los ojos les brillaban.