«Lo nunca visto»

Antes de querer ser cantante, había trabajado de todo lo imaginable, pero nada relacionado con la voz. Años atrás estuvo en un colegio como profesora de lengua de signos, de donde dio el salto por su trino.
Le habían organizado un espectáculo para darla a conocer de un modo distinto al tradicional, algo pequeño e insólito.
Los espectadores irían con una venda en los ojos y no verían a la cantante en ningún momento, lo cual resultaba innovador para el público.
Todo el mundo ocupó sus asientos, el silencio inundó la sala, se alzó el telón, pero nadie apareció en escena. El cámara quedó perplejo, pidió a los asistentes esperar unos momentos debido a unos problemas técnicos.
Se mascaba la tragedia, un gran fiasco, el tropiezo que le haría caer antes de comenzar a volar.
Como no podía ser de otra, tenían un plan alternativo en caso de emergencia, una grabación de ella misma para salir al paso. Qué mal trago le suponía su pánico escénico.
Todas esas caras "mirando" su actuación la ponían tan nerviosa que se bloqueaba y le impedía emitir sonido alguno (aunque todos llevaran vendados los ojos).
Al reanudar el espectáculo, la cantante realizó un playback muy bien disimulado mientras cantaba en lengua de signos para aquellos tiflóticos artificiales.
Las pocas personas videntes quedaron estupefactas al constatar el arte de Celine al gesticular con las manos con tanta belleza y mover los labios simulando su canto.
Concluyó la canción, las vendas dejaron paso a la luz y el deleite de la ovación.
El representante se había salvado por los pelos, pese a su alopecia, de ser abucheado. La próxima vez invitaría al evento a un grupo con hipoacusia; era la única manera de pisar terreno seguro con la puesta en escena sin correr riesgos.