Lara pasaría este verano junto a su padre en el pueblo materno, habían transcurrido cinco largos años que no lo visitaban.
Su vida cambió desde la noche de aquel trágico accidente y también para su padre que durante todos estos años de psiquiatras, que intentaron ayudarlo, él no podía borrar de su cabeza aquella noche, la fiesta, las copas de más, el camión que apareció de la nada.... Y después, el hospital, él, que milagrosamente solo tenía algunos rasguños..... Y la noticia : " lamentablemente, su mujer y su hijo han fallecido, su hija en estos momentos está en quirófano, estamos intentando salvarla".
Lara soportó las operaciones a las que fue sometida para recomponer las incontables fracturas de sus jóvenes huesos de once años, después recuperaciones para poder volver a andar y valerse por sí misma.
Ahora con dieciséis años había comprendido que jamás podría tener una vida normal,
las placas y tornillos que sujetaban parte de su esqueleto se lo recordaban cada vez que había cambio de estación, todo su cuerpo se quejaba y la dejaban postrada en una cama.
- Lara, ¿puedes oler el mar?
- Si, huele igual que cuando estábamos todos juntos.
papa, he estado pensando que ni tú ni yo somos felices
- no es fácil, pero lo conseguiremos...
- no, jamás lo conseguiremos, tu no puedes vivir con la culpa y yo no quiero estar ciega, soporto los dolores pero está oscuridad me asusta cada vez más.
Papá, acabemos con este infierno, entremos al mar, y reunámonos con ellos, volveremos a ser una familia.
Al día siguiente una pareja que paseaba por la orilla de la playa encontraron a un hombre y una niña cogidos de la mano con los ojos abiertos y una sonrisa en los labios... ¿Sin vida?
No sé vivir sin leer, sin contar historias, sin soñar despierta... Tengo dos libros…
Miembro desde hace 3 años.
36 historias publicadas.
El sentimiento de culpa y la tristeza pueden llegar a límites insospechados.
Aunque el final es abierto...nunca se sabe.
Me ha gustado.
Saludos Insurgentes