El maldito demonio, duerme atado de pies y manos a aquella vieja silla. Lloro desconsolada, agotada por las horas previas al ansiado desenlace.
Mis piernas amoratadas se tambalean, como muestra del miedo ocasionado por... me niego a pronunciar su nombre, eso le haría más humano y NO
¡ no lo es, maldito maltratador! ¡violador¡ ha estado haciendo de mi vida un castigo lleno de dolor y sufrimiento.
Consigo salir al rellano, donde el vecino alarmado por los ruidos, abre la puerta e intenta tranquilizarme:
- ¡Qué me van a hacer Elias! Le puse varios somníferos en el agua que bebió y he conseguido atarlo.- No te preocupes Alicia. Todo ha pasado. He llamado a la policía y está de camino igual que los servicios sanitarios.
- Nadie me creía, ¡no¡ no me callaba, intenté en varias ocasiones expresar lo que me estaba ocurriendo, tuve que hacerlo a escondidas. En una ocasión, mientras hablaba por teléfono, ese monstruo entró en la habitación, me quitó el aparato y tirándome contra la cama, mi cabeza dio contra la pared. Me quitó la ropa, cogió el cable de la plancha y ....En ese momento entraron varios policías en el edificio y yo, yo...lloré abatida por todo lo acontecido.
Duro relato, pero no he entendido los signos de exclamación "aquí y allá".
Suerte 👍
Relato bien narrado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes