«Nunca estarás sola»

“No tendrías que haberte ido sola a casa”, “no tendrías que haber ido con esa falda”, “no tendrías que haber aceptado esa copa”, y unas cuantas frases más retumbaban en mi cabeza como si fuera un tambor. A todas horas. Sin descanso. Haciéndome sentir culpable.

Tenía vergüenza y pudor de contar lo que aquel desgraciado me hizo aquella noche y temía que nadie me fuera a creer. Mi vida se apagaba. No quería salir de casa, no quería ver a nadie. Me empezó a dar asco mi propio cuerpo. Me sentía sola.

Cuando leí la sentencia del juez mi alma se volvió a romper en cienmil pedazos. ¿Cómo era posible? ¿No habían suficientes pruebas?

Y ese día exploté. No podía ser que la justicia no estuviera de mi parte. No podía ser. Llamé a mis amigas desconsolada. Tantas veces me abrazaron, tantas veces me intentaron hacer que se me olvidara el mundo, que me hicieron comprender que, jamás, estuve sola.

Nunca nos dimos por vencidas. Tenía que hacerse justicia. Por mí, por todas.

Conseguimos muchos videos, muchas fotos. Muchas de las personas que estaban aquella noche quisieron ayudar y, gracias a todo el arsenal de documentos que nos enviaron dimos con él.

Ahora, cumple condena. Maldito seas.

Nosotras, seguimos intentando que nadie se sienta sola. Hoy, se ha fundado nuestra asociación que, ¿cómo creeis que se ha llamado? “¡Nunca estarás sola!”