«Pareja abierta»

Llevo tiempo dando vueltas a la posibilidad de abrir la pareja y así dejar de ser infiel a mi marido. Si él puede acostarse con quien quiera, yo no sentiré remordimientos al cerrar la puerta del hotel tras de mi.
He preparado la cena que más le gusta, abierto una botella del mejor vino y encendido velas, todo para crear cierto ambiente romántico y que no se asuste con los propósitos para el nuevo año.
Y así, a bocajarro, se lo lanzo.
- ¿Qué piensas de las relaciones abiertas?
Me mira a los ojos y suspira.
- Nos conocemos y tú no das puntada sin hilo. Esta pregunta significa que ya lo has pensado y te parece bien. En serio, ¿a estas alturas? Después de veinte años...
- Precisamente por eso, creo que introducir novedades mejoraría nuestra vida, incluida la sexual que últimamente anda muy floja.
- ¿Quieres follarte al primero que pase? - en su rostro solo veo tristeza.
Respiro hondo intentando no enfadarme ni alzar la voz.
- Hay reglas y deberíamos llegar a acuerdos. Leyendo sobre el tema he visto que algunas parejas deciden contarse sus encuentros porque les da morbo. Otras, en cambio, solo informan de las citas pero sin dar detalles. También está lo de no repetir con la misma persona para evitar enamorarse. 
- Y esta es la regla que no puedes cumplir porque ya es tarde para eso. 
Agacho la cabeza. No soy capaz de mirarle a la cara.
-¿Desde cuándo lo sabes?
- Desde que eres feliz. Tú no quieres una relación abierta, ni nuevas experiencias. Lo que quieres es salir corriendo e irte con él.
Seguimos cenando. Faltan pocos minutos para la medianoche. Finalmente habla.
- Pásame las uvas. Las has comprado sin pepitas, ¿verdad?