—Pero qué dices, se te está yendo la cabeza —le contestó su amigo Leo.
—Que no, que no, mira como me sigue el dedo con la mirada.
—Jorge tío, mírame a mí, el calor de Tailandia te está atontando más de lo que ya traías tú de casa. —Leo empezó a carcajada limpia al ver la escena en la que se encontraban.
Jorge es un jugador de rugby profesional, alto, corpulento, bruto… se puede decir que es el estereotipo perfecto de jugador de rugby. Leo es el fisioterapeuta del equipo y es el polo opuesto a Jorge. Ambos son uña y carne, relación que se ha visto fortalecida por la ”pasión” con la que juega Jorge que le hace acabar en la camilla de Leo más veces de las que ambos desearían.
El equipo de rugby al que pertenecen se apuntó a una liga internacional para jugar unos partidos amistosos intentando hacer más visible este deporte. Tailandia, ha sido el país escogido como sede para este pequeño y humilde campeonato.
Y allí están Leo y Jorge intentando integrarse en la cultura de aquel país y vivir todas las nuevas experiencias que puedan. Para ellos aquel torneo era un regalo y se estaban dando el lujo de tomarse unas mini vacaciones.
—No puedo, no puedo, no puedo. Es superior a mis fuerzas. Prometí que lo haría pero… no, no, no. Es tan viscoso ¡Arg!
—¡Sí, sí y sí! Al fin algo en lo que el increíble Jorge se echa para atrás.
—Ríete todo lo que quieras pero esta larva viscosa no entra en mi boca por nada del mundo.
—¡Tío! —Leo no podía parar de reír. —¡Pero si sabe a pollo!
