Hoy camino de nuevo entre las tinieblas, escondido en la oscuridad de la noche, y así durante siglos desde aquella noche en la que le conocí. Y hoy de nuevo, en las sombras, después de tanto tiempo volvió a aparecer él…
—Mi amo, llevo tanto tiempo esperándote.
—Tanto tiempo dices, ¿acaso el tiempo tiene alguna importancia para nosotros?
—No, no lo tiene, pero después de aquella noche en la que te ofrecí mi sangre desapareciste y desde entonces vago en la oscuridad, esperándote, buscándote.
—¿Qué más quieres de mí? ¿Acaso no te di el bien más preciado, la vida eterna?
—Quiero ser tu esclavo, quiero acompañarte en la eternidad, darte mi amor eterno.
—¿Qué te hace pensar que necesito un esclavo?
—Alguien que te sirva, que busque a tus víctimas. Conmigo a tu lado, no necesitarás salir de tu castillo. Seré yo el que salga cada noche a buscarte sangre fresca.
—No sé, siempre he sido un alma libre, un corazón solitario. Creo que no me adaptaría a tener a alguien siempre a mi lado.
—Ponme a prueba, no te arrepentirás. Además, me lo debes, tú eres el que me has puesto en esta situación. Por tu causa me quedé sin trabajo, y llevo quinientos años en el paro, necesito trabajar.
—¿Para qué necesitas trabajar? Te he liberado de las necesidades terrenales, no necesitas más que un ataúd para dormir y un poco de sangre cada noche, no tienes que ir a Mercadona.
—Si, todo eso está muy bien, pero si no trabajo, si no sirvo a alguien, no me siento realizado.
—Supongo que ahora tendré que cargar contigo, tengo que aprender a no dejar a mis víctimas vivas, así no ocurren estas cosas.
La frase, no tienes que ir a Mercadona es un puntazo... Je, je, je.
¡Viva el humor negro!
Saludos Insurgentes
Enhorabuena.