—¡Qué forma más terrible de acabar el año, querida! Mi más sincero pésame.
Sonrío tristemente. Día de año nuevo y lo comienzo huérfana. En la sala del tanatorio hay más de doscientas personas a la que casi no conozco. Han venido para mostrar su respeto hacia mi padre. Estoy rodeada de tanta gente pero me siento tan sola...
—Marta, quedan cinco minutos para cerrar la sala. Acompáñeme, por favor —me dice León, fiel consejero de mi padre.
En mi estado actual no soy capaz de negarme y acabo en una pequeña salita cerca de la salida. Veo una solitaria mesilla coronada por una carta que lleva mi nombre, es la letra de mi padre. Comienzo a leerla a la vez que León me deja a solas.
«Mi querida Marta.
Me he dado cuenta, demasiado tarde, de que no vale la pena tener un final maravilloso. Lo realmente importante es tener millones de momentos maravillosos a lo largo de tu vida, acopiarlos y disfrutar de ellos en tus peores momentos.
Debo decirte que mi vida era mucho más feliz cuando tu madre, tú y yo apenas teníamos nada y estábamos juntos. La pérdida de mamá y haber prosperado financieramente me volvió un ser huraño, preocupado solamente por el dinero y rodeado de gente que no me quería por quién era, si no por lo que tenía.
Ahora tú también estás sola. Todo es culpa mía y quiero intentar remediar en mi muerte lo que no tuve valor de hacer en vida. Quiero que lo dejes todo y comiences una vida nueva lejos de aquí y acompañada de gente nueva, que te aprecie por quién eres. León se encargará de que nunca te falte nada.
Sé feliz. Te quiero.
Papá».
Salgo y veo como se aleja el cortejo. León me espera a los pies de un coche. Sonrío. Adiós, papá. Seré feliz.
Original y con un giro final esperanzador, me ha encantado.
Enhorabuena
Saludos Insurgentes