Ya se había convertido en una tradición, todos pasábamos la navidad con nuestras familias, pero el año nuevo es distinto, hay que celebrarlo con los amigos, “la otra familia”. Y nosotros lo somos desde que terminamos el bachillerato. Quince amigos que se reúnen cada año para pasar juntos la nochevieja, ponernos al día, contarnos como hemos pasado el año, nuestros amoríos, trabajos y demás. Todos seguimos aún solteros y sin hijos, “a dios gracias” y espero que siga así, seguro que de otra forma todo cambiaría.
Este año hemos alquilado un mini-bus, de esta manera vamos todos juntos. Nos dirigimos a la misma cabaña de todos los años, perdida en mitad del bosque, alejada de los “pitos, gritos y españolitos”, y sobre todo de los petardos, que costumbre más insana.
Pero a mitad del camino, el bus se paró, a alguien se le olvidó poner gasolina. Ahora estamos en mitad del camino rural, sin cobertura, sin señal de radio y lo que es peor, sin cerveza, también se le olvidó a alguien.
Ahora no sabremos cuando llega el año nuevo, ¿Qué haremos?
Por suerte alguien dijo:
—Lo sabremos por mi reloj de muñeca.
¿Quién lleva reloj de muñeca a estas alturas de la vida? Pero fue lo que nos salvó, al menos de no saber cuando llegaría el nuevo año. Por qué de morir congelados, no nos salvaría nadie.
¡Si al menos hubiéramos tenido cerveza!
Me ha gustado... Enhorabuena paisano.
Saludos Insurgentes