Los primeros trinos de los pájaros me hacen despertar con la emoción en la piel. Y es que mientras te veo dormir aún, desde el umbral de la puerta recuerdo como si fuese ayer, la primera vez que te sostuve en mis brazos, la primera vez que te aferraste a mi pecho.
El tiempo pasa como el soplo que mece la hierba al amanecer…
Y hoy, te despierto tan pronto en la mañana.
Hola, buenos días mi bebé – Te digo – Vamos, arriba dormilón, mientras te beso la frente y te busco las cosquillas.
¿Estás emocionado? Hoy es el gran día. En tus ojitos la chispa de la curiosidad y quizás un atisbo de inseguridad
Te encantará el cole cariño. Sabes mi primer día fue… Y te embarqué en mis recuerdos mientras te ayudaba a vestir.
Mi primer torpe bocadillo de madre que preparé, y un trozo del dulce bizcocho que preparó la abuela para la ocasión. Mi pequeño, con su bolso a cuestas, casi más grande que él.
Sonrío, con un nudo en la garganta, es el miedo y la aprensión a quién debo ignorar
Su papá, otro niño grande le dice “¿Lo llevas todo verdad? ¡Harás muchos amigos colega!”
Nos despedimos en la puerta, un gran beso y abrazo a mamá, otro igual para papá. Nos abrazamos mientras enfilas al aula y te vemos crecer, entre las risas de unos, y el llanto de otros.
El mío valiente, acepta el desafío.
Más yo, ya te extraño… Tus risas y juegos, estas horas se me harán eternas…
Espero me dediques tus dibujos, la colorida medicina que cura mi preocupación el miedo a que te hagas daño, la incertidumbre si has comido bien.
A tu regreso espero, tu cálido beso que ilumina mis ojos, y el abrazo que aquieta mi alma.