«Un paso hacia el cambio»

Hoy, a pesar de que sé que tengo todo en mi contra, lo he decidido,  hablaré en la proclama de apertura.

Me indigna la situación con los nuevos vecinos,  pretender despreciarlos con separatismo absurdo, como si el color de la piel importara más que el alma.

La lucha ha empezado, y yo voy a apoyarla, nadie ha de tener menos derechos  tan solo por ser diferente a los ojos de unos pocos. 

Es la hora, una última bocanada de aire y a ello, quizás mi determinación haga que algo cambie.

-Ciudadanos de Aspert, siempre hemos sido una comunidad unida, y siempre hemos recibido bien a todos, por eso exijo respeto a nuestros vecinos Paul y Marián.
Yo pensaba que os mediáis por la grandeza de vuestro corazón, que el altruismo entre nosotros era lo que nos ensalzaba, pero desde  su llegada, no he visto más que odio, un odio a lo diferente, como si el color de la piel fuera más importante que las personas en si mismas. 
¿Acaso vosotros no sois diferentes? ¿Quizás eso ha hecho que dejéis de ayudaros los unos a los otros?
La respuesta es no, porque sois lo que siempre habéis conocido.
No tengáis miedo a lo nuevo, todos merecemos una oportunidad, dársela, seguramente os llevaréis una grata sorpresa, como yo ya lo he hecho.
Tal vez hoy dejéis de saludarme, incluso puede que pierda este puesto. Pero nunca me perdonaría no ser fiel a mis convicciones, os invito a conocerlos de verdad y superar ese miedo.

La plaza se quedó en silencio, únicamente los aplausos de Paul y Marián se escuchaban.

Muchas familias se levantaron y dejaron sus asientos, pero otras tantas decidieron quedarse, y una vez empezó la fiesta tímidamente comenzaron a relacionarse con sus nuevos vecinos.

Perdí amigos, perdí familia, pero me mantuve firme y di un paso hacia el cambio y la libertad.