«Una rosa con espinas»

Hoy tengo mi primera cita en mucho tiempo, pero... 

El recuerdo de verme, en el altar, esperando; pero él jamás hizo acto de presencia... Cuando salí de la iglesia, con los ojos teñidos por mis lágrimas, supe qué había ocurrido...
Mis propios ojos me dieron la, tan dolorosa, respuesta... Ahí estaba él, con mi mejor amiga...
Presa de la ira, estrellé mi ramo de margaritas en su cabeza... Les grité hasta quedarme sin voz...
Juré no volver a enamorarme... Encerré a mi maltrecho corazón bajo una coraza inquebrantable...

Mi hermana quiso hacer de celestina con uno de sus amigos; tenía fama de ser todo un caballero...
¿Me negué a esta idea? Por supuesto, pero mi hermana es demasido persuasiva...

Así que, allí me encuentraba, en la puerta del restaurante... Con un elegante vestido negro y unos tacones rojos... Debatiéndome, en mi interior, por si debería entrar o salir corriendo...

- "Hola... ¿Carla?" -Preguntó una voz grave tras de mí.
- "Hola..." -Me giro sonrojada para encontrarme con un galante muchacho trajeado.- "Sí... Soy yo..."
- "Tu hermana tenía razón..." -Asentía con una sonrisa.
- "¿Ella te insistió mucho?" -Me puse la mano en la cara, llena de vergüenza.- "Lo siento mucho..."
- "Yo fui quien quise conocerte..." -Revolvió su cabello, nervioso.
- "¿Y eso?" -Aquella respuesta me dejó descolocada al completo.
- "Porque nadie se merece sufrir tanto..." -Me dijo mirándome con dulzura.- "Te mereces darte la oprtunidad de ser feliz de nuevo..." -Cogió mi mano.- "¿Me permites que intente, aunque sólo sea por esta velada, hacerte sonreir?"

Estaba recelosa, pero, aún así, decidí darme la oportunidad de conocer a alguien más... Y qué bien que hice...
Hoy, tras cinco felices años a su lado, puedo decir que... Por mucho que duelan tus espinas, siempre llegará alguien capaz de amarlas sólo porque son parte de la rosa.