«Viaje imprevisto»

          El avión salía a las 9:00 de la mañana necesitaba preparar la maleta y dormir algo.
Una vez en Italia se instaló en el hotel, todo era perfecto, durante los primeros días Zoe siempre veía al mismo chico, un día esté decidió acercarse.
-Hola, puedo.-Dijo el chico acercándose a Zoe.
-Disculpa.
-No quería ser grosero, es que llevo varios días seguidos viéndote en esta heladería y me gustaría conocerte, por el acento intuyo que no eres de aquí.
-Soy de Andalucía.
-Debe de ser un sitio precioso.
-Si, lo es.
-Mi nombre es Valentín.
-Encantada, yo soy Zoe.
Estuvieron hablando y quedando durante una semana, andaban mucho por la orilla del mar de noche bajo la luna.
-Contigo se me está haciendo las vacaciones muy cortas dentro de diez días volveré a mi casa.
-A mí me a encantado conocerte, no quiero que pienses que me pasa con todo el mundo, es que fue verte el primer día… tu manera de caminar, tus gestos y tú forma de hablar me encanta.
Se quedaron un rato mirándose Valentín cogió a Zoe por la cara la atrajo hacia sí y la besó, ella lo abrazo y se dejó besar, ese beso que llevaba esperando toda la noche mientras que miraba su boca cuando hablaba, ese beso que hizo chispas en su corazón, se sentaron en la arena ella encima de él frente al mar y sin parar de besarse.
-Y si te dijera que no quisiera que esto acabe.-Le dijo Valentín.
-Yo siento lo mismo.
Zoe se quedó un tiempo en Italia, conoció a su familia, aprendió su cultura, una de las cosas que más le gustó fue aprender hacer pasta a mano, al igual que Valentín aprendió de la cultura de la de ella.