Nos mueve el hambre, no hay otro impulso. No hay sentimientos ni apegos, ni amigos ni familiares, todos son comida. El mundo es el pasillo de los dulces del supermercado, escoge al más lento, escoge al más gordo, escoge a la presa fácil. Hazlo tropezar y ataca. Cuando ya no quede nada de él, busca la siguiente víctima.
Hueles el miedo, hueles la sangre. Sigue sus rastros y esquiva a los demás zombies que corren en la misma dirección que tu, el primero come, el resto miran. No hay camaradería, solo hambre. Pon zancadillas, da mordiscos, mata, aunque ya estén muertos, que nada te pueda alejar del objetivo.
Cuando estés sobre la presa, ataca sin vacilar, no son como tú, son carne, son alimento, no son de verdad. No te dejes llevar por los restos de humanidad que quedan en ti, eso solo te hará débil. Haz el mayor daño posible, arrebátales todo… y cuando tengas todo su dinero, y ellos no tengan nada, habrás ganado.
Me ha gustado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes