«Combustión»

El hombre camina con la lentitud de un animal malherido.
Sus ojos se mueven deprisa como los de un animal acorralado.
Su mente alberga un solo pensamiento, tal y como ocurriría con un animal respondiendo a sus instintos básicos.
Pero el hombre no piensa en eso. Su psique, a excepción de la palabra "encuéntralas", está en blanco. Cuando dé con ellas, volverá su alegría. Hasta entonces, la pesadilla que le tiene preso continuará amenazando los cimientos de su estabilidad emocional.

Todo iba a la perfección. Los tres habían desayunado juntos, bromeando sobre la increíble aventura que les esperaba. "Increíble aventura" era el modo en que la pequeña hija del matrimonio llamaba a la excursión que habían planeado. Dicho plan tenía pocos elementos: carretera, bosque, picnic y acampada. Esos términos se relacionaban con otros más complejos: armonía, vínculo, naturaleza y amor. Pero en la ecuación faltaba una palabra: fuego. El fuego sirve para dar vida a los fénix, según algunas leyendas. Sirve para hacer metáforas románticas relacionadas con la llama de la pasión y del deseo. Y también puede destruir vidas humanas.

Las lenguas de fuego eran serpientes furiosas que les rodeaban. El calor y la densidad del humo crearon un muro rojo entre los miembros de la familia, separándoles. Ahora el hombre busca a su amada y a su hija. Pero cuando divisa la forma de dos cuerpos inmóviles entre la maleza, deja de creer en la esperanza. El fénix nonato solo es un montón de cenizas. La llama de la pasión se ha extinguido.

El hombre cae al suelo como un animal derribado por la bala de un cazador.
Su pulso se relentiza como el de un animal moribundo.
El hombre muere por dentro como cualquier ser vivo que haya sido consumido por el fuego de la tragedia.