«El último libro en papel»

Desde que todas las religiones desaparecieron en 2050, cualquier iglesia o catedral fue convertida en museo o biblioteca. Yo personalmente estoy encantada, porque cuando entro a leer uno de sus libros, los mismos que velan los curas, es el momento más mágico del día. Sin embargo, todavía queda algún rezagado en cambiar sus creencias, a menudo veo a señoras salir de entre montañas de libros mientras se santiguan. Muchos párrocos rezan con sus fieles a escondidas.
Hace una semana que el gobierno europeo ha prohibido imprimir libros y diarios en papel, han decidido proteger a los árboles para colaborar con la mejoría del medio ambiente, aunque ya es imposible su mejoría. Lo que podrían conseguir es frenar el problema que debían haber evitado antes, pero el ansia y el poder les cegó tanto que no se dieron cuenta de lo que nos venía encima, hasta que el primer ciclón destructor, hizo desaparecer cientos de islas del planeta. El mar comenzó a ganar terreno así que hoy en día, es imposible pasear por Las Ramblas hasta llegar a Colón. A la altura del teatro Liceo, las personas se acomodan frente al mar para tomar el sol y relajarse con el sonido del oleaje rompiendo entre los edificios inutilizados. Estos hechos provocaron que se fundaran grupos de refugiados por el clima, que se manifestaban a través de una aplicación de realidad virtual para no ser detenidos, ya que el gobierno prohibió cualquier tipo de concentración o rebelión por estos motivos.
Hoy, 20 de abril de 2055, se presenta mi libro, el último publicado en papel. Y gracias a eso, será el más comentado de la historia. Me siento satisfecha con mi trabajo, aunque es una satisfacción un tanto amarga. Siempre nos quedará el libro digital y los inéditos manuscritos en realidad virtual.