Estábamos casi todos en el salón, preguntándonos ¿Qué había pasado?, ¿Dónde estaban nuestros regalos?, y ¿Papá Noel? ¿Sé olvidó de nosotros? ¿Había olvidado nuestra dirección?
Con tanto ruido despertamos al abuelo, bajaba las escaleras agarrado a la barandilla y zarandeando su bastón mientras decía:
– ¿Que diablos hacéis aquí tan pronto? ¿Que no sabéis que me despierta cualquier ruido?
A lo que mi hermana respondió
– Papá Noel no ha venido a nuestra casa -
A lo que el abuelo respondió:
¡¡¡Bah!! Viejas historias para un senil como yo, no os preocupéis chicos,- nos dijo el abuelo -, tendréis vuestros regalosSe levantó y como si fuera lo más normal del mundo abrió la puerta de la calle, se ajustó la bata para no pasar frio y gritó a pleno pulmón
-¡¡¡Esta bien, tu ganas, hundiste toda mi flota!!!-
Y de repente una bola blanca de colores brillantes entró por la puerta pasando por al lado del abuelo, y puso los calcetines en la chimenea, hasta el del abuelo, llenos de golosinas, y puso los regalos debajo del árbol, paso por al lado de la mesita donde estaba la leche y las galletas, y de repente, desaparecieron y antes de salir por donde había entrado, juraría que oí un ¡¡Jo Jo Jo! Feliz navidad!! Y juraría que oí contestar a mi abuelo en lo que intentaba ser un susurro,
Feliz navidad, Kris, viejo cascarrabias.
Saludos Insurgentes