Existía una sociedad, donde el privilegio de muchos era la desgracia de otros, y los enfermos estaban de más dentro de la economía del país; las fuerzas políticas decidieron prescindir de los más débiles, erradicando a todas las personas enfermas sin glucosa en sangre que, pese a los estudios cada vez más asiduos, sabían que llegaría el momento en el que esos enfermos terminarían postrados en una cama, siendo mantenidos por el gobierno hasta la hora de su muerte. Esas vidas no les valía la pena.
Ramiro nació por accidente, era el miembro más pequeño de la familia, donde era heredero universal de todo lo de sus hermanos mayores.
Sus padres no sabían que la inteligencia y el coraje de ese pequeño, en un futuro, les salvaría la vida.
Toda su familia padecía la misma enfermedad, la inexistente diabetes, todos menos Ramiro, que siempre fue la ovejita negra del rebaño.
Ese niño, al que siempre le gustó la ciencia y tecnología, inventó un microchip, que colocado bajo la piel, generaba una información errónea indicando «diabetes» en los análisis de sangre, así no estarían en el punto de mira.
Su experimento nació de la desesperación, no sabía si saldría bien. Puso en práctica su plan, y engañó al destino, de lo contrario podría haber sido encarcelado y no volver a ver viva a su familia.
Perdieron a vecinos y familiares de la noche a la mañana. «Es un virus» decían, no podemos hacer nada. El gobierno los mataba envenenando su agua, en silencio, como cobardes, para embolsarse la manutención de los enfermos encamados.
Ramiro salvó a su familia. Nadie se enteró de nada.
Más adelante inició un plan para desmantelar al gobierno pancista de su cruel genocidio, en silencio, como hacían ellos. Quién sabe, de su mente salían ideas privilegiadas que un simple cargo político nunca entendería.
Saludos Insurgentes
Enhorabuena.