«Gaia y la llama sagrada»

Cuatro son los elementos sagrados que mantienen el equilibrio de todos los seres que habitan Gaia: fuego, tierra, agua y aire; sin ellos, la vida no sería posible en la Tierra, pues de ellos están formadas todas y cada una de las cosas y criaturas del planeta.
En la más alta de las montañas de cada uno de los cuatro puntos cardinales se hallan sendos templos, y cada templo está protegido por sacerdotes y guerreros vinculados al elemento de ese lugar sagrado.
En el paraje de la tribu Ígnea, donde los volcanes y el fuego nacen, me encuentro yo, Saphire, la guardiana de la llama sagrada y sacerdotisa del templo del fuego.
Ahora, tras milenios de paz y tranquilidad en Gaia, un grupo de bárbaros, ansiados de poder y llenos de estupidez, amenazan con acabar con la armonía que siempre ha reinado en ella. Aprovechando el descanso nocturno de mi tribu, estos malhechores no han dudado en idear un plan para arrasar con mi comarca, devastarla y hacerse con el poder de la llama sagrada sin ser conscientes del grave error que están a punto de cometer.
El grupo de criminales ha ido abriéndose paso por mis tierras baldías hasta llegar al lugar más recóndito del templo donde yo y mi llama convivimos. En este instante, acorralada por el ejército de bárbaros y exhausta de luchar y sufrir por mi pueblo, solo me queda sacrificarme tragándome la llama para, poder así, salvarlo del Gran Cataclismo. Con la ayuda de mi magia y del poder de la llama sagrada, he conseguido transformarme en el gran dragón Ígneo y estoy arrasando al ejército bárbaro.
En unos instantes moriré a causa de la cantidad de poder empleado, pero Gaia y la llama sagrada volverán a ver salir el sol.