Meigas he visitado muchas y curanderos también, son el último recurso de los desahucios médicos, de la esperanza y la fé.
“Meiga” proviene de “Magicus”, decenas me han venido a ver, con sus cánticos e maxias, con sus ritos y buen hacer.
Ninguna me curó de nada, alguna hasta casi me ahoga, pues padeciendo yo de los bronquios quemó en la casa unas plantas que vertieron tal olor que no se cómo respiro ahora.
Dijo que eran para quitar el mal de ojo, pero que igual que lo deshacía lo hacía si al final de su trabajo no se recompensaba bien su valía.
Luego por su libre cuenta nos ofreció sus servicios, entre ellos hacer daño a quien nos cayera mal de oficio.
Para ello era necesario que fuese a un cementerio y en lo alto de la noche hiciese unos encantamientos en la tumba de algún muerto, todo ello bien regado por unos cinco mil euros.
Esas son las meigas galegas de las que hay constancia actualmente , pero a mi me gusta pensar en las que salen de mi mente.
Viejas, feas, con narices aguileñas haciendo sus aquelarres con el fuego y con la tierra.
Hablando con el demonio sobre tratados de magia, prometiéndosle unos niños que aún casi ni tienen alma.
Cuatro puntos cardinales traen la magia de los elementos; tierra, agua, fuego y viento dan a las meigas gallegas la fuerza para convertir este mundo en un placer o en un lamento.
Buena historia. Votada 😉👍🏼
Te recomiendo el libro " brujas" de Mona Chollet, por si quieres leerlo.... y que sigan existiendo las brujas, pues existirán los seres libres.
Lo siento, saúdos!