«Hagamos que sea especial»

Todo ha sido dolorosamente rápido. Aún no me hago a la idea de que toda mi mundo esté llegando a su fin. No es mi vida la que se apaga poco a poco. Eso, mi mente y mi corazón podrían gestionarlo. Es mi mujer, el amor de mi vida, la persona que ha dado sentido a mis días en los últimos 50 años, la que se consume sin piedad. Hace tan solo unos minutos  se ha ido el médico. Dicen que con el tiempo se vuelven insensibles al sufrimiento ajeno, pero cuando mi mujer le ha dicho que no quería someterse a ningún tratamiento más, que ya había sufrido demasiado, he notado el temblor en su voz, he visto cómo sus ojos se aguaban ligeramente y se iba, respetando nuestras lágrimas.

-Amor, no hay que intentar entenderlo, ni siquiera aceptarlo. No voy a tener tiempo suficiente para pasar por todas esas fases de las que hablan los psicólogos. ¿Me perdonarás que no quiera seguir luchando? En realidad, no cambiaría nada. Un mes más, como mucho dos a cambio de un sufrimiento innecesario. Es un precio muy alto.

-Yo moriría y mataría por tenerte a mi lado todo el tiempo que pueda, pero respeto tu decisión. Joder, si tenía que pasarnos a uno de los dos ¿Por qué tuvo que pasarte a ti?

-Llévame a casa, por favor. Si solo me queda un mes de vida no quiero pasarlo aquí. Hoy es y será mi último cumpleaños. ¿Te acuerdas cuando te decía que el día de tu cumpleaños siempre tenías que hacer lo que quisieras hacer el resto del año? Seamos felices por última vez.