—Solo se trataba de que la gente mirara con los ojos con los que él miraba. La piel es capaz de crear chispazos cuando roza con otra, a través de ese magnetismo místico; sin importar el color. La magia nunca pregunta el color antes de entrar. Si había atriles era solo para apoyar el papel que le servía como guía. Nada más. Su lugar siempre estuvo abajo, con todos los demás, a la misma altura que el valor de la igualdad. Él interpretó como nadie la palabra «sueño» , y yo lo acompañé en momentos que ya están grabados en nuestra historia.
Al instante, la enfermera apagó la luz, y el niño se despidió de su abuelo hasta el día siguiente. Volvería a verlo al salir del colegio.
Saludos Insurgentes