¡Por todos los renos del mundo! ¡Que me han encerrado, mis propios elfos! En vez de estar recogiendo cartas se han presentado en mi despacho como si esto fuese el 15-M. Las orejas deben estar presionando sus cerebros, porque me han soltado un discurso… ¡No hay por donde cogerlo! Han empezado, que si los niños de hoy en día no creen en la magia, que si creen en el materialismo. Que si les da lo mismo Papá Noel, el Black Friday o las segundas rebajas. Que si todo lo hacen para recibir regalos, sin importarles la razón.
Insatisfechos, han seguido gritándome que soy un egocéntrico, que solo quiero sentirme querido y mantener viva mi reputación. Y para colmo que lo hacían por mi bien, ¡¡que sentían que era su deber abrirme los ojos!! Luego me han atado al árbol del despacho y se han ido así, ¡tan anchos! Cuchicheando que este año los niños no recibirían regalos para que aprendan la lección.
Y yo no puedo creerme que después de tantas Navidades juntos piensen eso. Que no se hayan dado cuenta de que la gente, para Navidad, lo que de verdad quiere no son regalos, es ilusión. ¿Qué ser humano prefiere recibir un sobre con cien euros a ese libro que hace tiempo mencionó? No les mueve el materialismo, no quieren dinero. La fuerza de la Navidad, al final, es la misma que mueve el mundo. Es el detalle de recibir aquello que comentaste hace meses o algo que te hará ilusión, porque hay alguien que sabe lo que te gusta. Porque hay alguien que sabe cómo eres, que te conoce. Porque hay alguien que te quiere.
La fuerza de la Navidad, es, queridos elfos, el amor. Y eso, por mucho que me tengáis encerrado, no podréis detenerlo.
Enhorabuena
Saludos Insurgentes
Ismael