Francisco Anacoreta Laico

«La venta del abuelo»

300 palabras
2 minutos
18 lecturas
Reto creativo «David y Goliat»
👨‍👩‍👧‍👦 Tu personaje tiene un pequeño negocio del que viven varias familias. De pronto, una gran empresa abre en el local de al lado y pone todo en riesgo. ¿Cómo actúa?
Antes de que construyeran el Pryca, todo frente la casa de los abuelos era campo. Un campo muy grande del que hicieron los motoristas un gran circuito, los domingos se reunían y hacían carreras.
Mi abuelo tenía la taberna en su casa. Vendía casi de todo; golosinas, verduras y frutas de su propio huerto... Y la abuela ponía comidas y tapas. Lo mejor de todo es que yo tenía a mi disposición todo lo que deseaba: chicles, golosinas, helados, paquetes de papas... Esto último era lo mejor por los tazos que contenían, junto a los Bollycaos (por los cromos, claramente) pero, aun así, mi madre me controlaba y no siempre tenía barra libre.
El negocio empezó a ir mal cuando ya no paraba casi nadie en la taberna, porque claro, el edificio de enfrente no solo tenía un supermercado donde las mujeres podían hacer todas sus compras de una sola vez a un buen precio, además tenían cafetería donde los hombres podían ir a comer y tomarse un vino o lo que sea. Además, que a los obreros les pillaba más cerca y a cualquiera que llegara en coche porque la salida de la autovía daba justo a aquel lugar.
Ya solo venían algunos clientes fijos, vecinos en su mayoría y amigos del abuelo que venían religiosamente a beberse sus vinos y jugar al dominó.
Yo aconsejé a mi abuelo, le dije que debía poner los precios más baratos. Entonces mi abuelo puso las verduras y las frutas mucho más baratas, y aunque la taberna no se llenaba como antes, los del Pryca no pudieron competir con la oferta de mi abuelo. Y todas las mujeres de la aldea volvieron a venir a la venta de mi abuelo como antes, aunque solo fuera para comprar exclusivamente sus verduras y frutas.
Francisco Anacoreta Laico
Escritor autodidacta
Miembro desde hace 2 años.
116 historias publicadas.

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Mario Pavón
06 jul, 00:24 h
¡Guerra de precios!
Anastasia Sopale Thompson
06 jul, 12:02 h
En el amor y en los negocios todo vale, como rige el refrán. Y aquí se demuestra. Bien trazado, Fran.
Mila Clemente
06 jul, 17:27 h
Cuanto daño hicieron las grandes superficies en sus comienzos. Muchos somos unos privilegiados por los buenos recuerdos que guardamos de los pequeños comercios de barrio. Donde nos comprábamos ese bollycao o chuches mientras jugábamos en la calle.

Saludos.
elinsurgentecalleja
08 jul, 00:57 h
Está muy bien elaborado el relato compañero.
En mi opinión las grandes superficies nos han vuelto como robots, abducidos por ofertas engañosas con los márgenes más que convenidos.
Las tiendas de barrio ya solo son desgraciadamente una quimera.
Saludos Insurgentes
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