¿Las ferias de libros y los jardines van unidos? ¿Por qué puñetas asocian los libros con los parques públicos? ¿En abril?
Aquí estoy yo firmando mi libro en la caseta más alejada de la feria, viendo mi sueño hecho realidad. Estoy rodeada de vegetación. No hay césped, es hierba de la que podrían comer las vacas de mi cuñada, y gramíneas y polen por doquier. ¡Ah! y esa cosa blanca de los chopos, porque también hay chopos, porque hay riachuelo y va todo junto. ¡Qué idílico!
Me pica todo, incluidos los oídos y la lengua. La garganta medio cerrada. Pito al respirar como una colchoneta de playa pinchada. Voy a salir en las fotos como si me hubiese caído en un campo de ortigas, hinchada, roja y llorosa.
El mejor día de mi vida y se me olvidan las pastillas de la alergia.
–Hola. Me llamo Abel de Roche –me dice sonriente un chico trajeado, impecable.
–Hola, qué nombre tan bonito, como de Mosquetero, ¿lo pongo así en la dedicatoria? –le respondo con mi voz gangosa, que casi no se entiende.
–¿Dedicatoria? – pregunta el joven y durante unos segundos se queda mirándome, hasta que responde– ¡Ah! No, no, no quiero un libro, perdona. No me he explicado. Trabajo para Roche, es una compañía farmacéutica.
Casi le respondo de mala manera: “¡Enhorabuena!”, o algún sarcasmo parecido, pero el pobre no tiene culpa de que yo me sienta enferma.
–No sé si hay caseta de libros especializados en ese campo, lo siento –le digo, intentado sonreír.
–No busco libros; en realidad, te vengo a proponer algo: estamos buscando una imagen nueva para nuestros anuncios de antihistamínicos y creo que encajarías perfectamente.
Y así es como empezó mi relación con la publicidad, pero esa es otra historia.
Te felicito tienes escritos estupendos.
Seguiré leyendo ;)
Me ha gustada mucho tu historia, felicidades.
El giro final es ilusionante.
Me ha gustado.
Enhorabuena
Saludos Insurgentes